viernes, 7 de noviembre de 2014

Tacto (tres poemas de Ana Ares)



Todo tacto debería estremecer.
(Ralph Waldo Emerson)

I

Y vinieron tus manos a buscarme.

Como si pudieran
conjugar los eclipses
y declinar el tiempo.

Yo estaba allí, en mi forma
sumisa y transparente.
Esa manera propia entre abandono
y fisura y final de los mundos posibles.

Y vinieron tus manos…
Demorándose en tiernas inspecciones,
destejieron
y tejieron de nuevo los ovillos,
abrieron las cancelas,
poblaron escondrijos.

II

Cuanto tú
te me impones
y tus manos contienen el mundo,
un dique tus manos,
un segundo más,

porque estás
y es verdad que me arrullas,
me encierras,
me cabe otro instante
si tú me lo das.

III

Te tocaban mis ojos.
Te observaban mis dedos.
Aprendía tu humedad y la temperatura,
coordenadas, constantes.
Y cuanto supe antes era falso,
como falso sería cuanto te di de mí.

A esa altura del juego
no te buscaba el alma.
Lo que la sangre inflama cuenta entonces.
Solo órgano y sustento la voz llama.

Mis ojos navegaban tu interior
y decidían amarte,
sospechaban el resto.

(Ana Ares. 55 minutos. 
Madrid, Vitrubio, 2013)

Tómame de la mano. No le temo
a ninguna tiniebla en la que habitas.
(Ana Ares)

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