miércoles, 13 de marzo de 2013

El Té de Dios


Por una vieja e inmutable tradición del universo, Dios festeja Su cumpleaños con un suntuoso y bien provisto Té al que acuden como únicos invitados los monos. Nadie sabe, ni podría saberlo en esas regiones intemporales, cuándo nació esta costumbre, pero se ha vuelto una efeméride en el gran año del Todo, se la espera como una fatalidad, parece que no va allegar nunca, pero llega, puntual, y el Té tiene lugar. Se dice, y es bastante verosímil, que originalmente su razón fue negativa: no se habría tratado tanto de invitar a los monos en tanto monos, sino de no invitar a los hombres. Los monos son un sarcasmo, una especie de desaire del Señor, deliberado y rencoroso (en el mejor de los casos: irónico), a una humanidad que Lo defraudó. Es muy probable. Pero una vez que empezó a funcionar de esa manera quedó aceptado al modo de una tradición ancestral, sin un sentido claro pero con el absurdo diluido o asimilado en la contundencia del hecho.
(César Aira, “El Té de Dios”, en Relatos reunidos,
Barcelona, Mondadori, 2013. César Aira en la imagen)

 DE CHICO YO JUGABA A UNOS JUEGOS DE LOS MÁS RAROS.
(César Aira, “El infinito”)

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