VIENE EL AMOR, VIENE EL AMOR, Y VIVES
dentro de un paraíso:
las palabras
no dicen nada: arden,
y la noche es igual que la mañana;
hay sólo un corazón que rige el mundo
y da correspondencias necesarias
a cuanto existe;
miras
y es un acto de fe cada mirada;
la certidumbre de vivir
con su deslumbramiento y su diaria
revelación y vives
la eternidad en cada
sílaba del amor, en cada cinta
de su sombrero azul y en cada tapia
donde se pone el sol, porque sabemos
que seguimos naciendo y que nos falta
tiempo para vivir;
hasta que un día
vuelven al labio las palabras
puestas ya en pie; revelan
las diferencias esenciales,
andan
y arañan en la sangre;
hemos reunido
nuestra desolación pero no hay nada
que pueda reprocharse y no te culpo:
no hay culpas, hay distancias,
la misma intensidad que nos unía
se ha quemado tal vez y nos separa.
¿Quieres decirme si estoy vivo? ¿Puedes
decírmelo?
No basta
estar como un insecto entre tus brazos
con una vida ya cristalizada
dentro del hielo, ¿puedes
si estoy vivo y si mañana,
cuando despunte el sol, se hará el deshielo
que desate mi cuerpo sobre el agua?
(Luis Rosales. “EL DESHIELO”, en Rimas (junto a La casa encendida y El contenido del corazón). Edición de Noemí Montetes-Mairal y Laburta. Madrid, Cátedra, Col. Letras Hispánicas, nº 667, 2010. Charlotte Gainsbourg en la imagen).
En medio de hogueras de claveles y lirios
ResponderEliminarviene el amor, astuto, con pepitas de oro,
y lleva en las manos canciones y caricias
para cambiarlas por migrañas nocturnas.
La biología corta el bacalao
y el amor sigue siempre a su remolque,
y aunque un suspiro me estremezca el corazón
llega un vuelo y se lleva los pétalos del alma
no podré dejar de comer pan y cebolla
aunque un beso, verídico o falso
me permuta gozo por retortijones.
El dolor del cuerpo está dibujado
con tinta indeleble entre los cromosomas
y los males del amor en libros románticos.
Salud
Francesc Cornadó
Excelente, Francesc, como siempre. Un abrazo
ResponderEliminarPor alli cuando se produzca el deshielo, sera el momento de la germinacion
ResponderEliminarUn abrazo
Copié el poema y se lo dejé en la almohada al amigo que me ve envejecer día a día; con el que intento vivir en un paraíso. El poema llegó en un momento en el que nuestro silencio había sucumbido a nuestra personal desolación. "¿Por qué no volver a las palabras que arden?" -le pregunté, recordando sus poemas de hace años; Y él contestó "Pronto llegará el verano y habrá deshielo". Pero vuelvo a leer el poema de Luís Rosales... y temo que la distancia esté demasiado llena de inviernos. Nos gustó muchísimo este poema. M. Pilar Martínez
ResponderEliminarMuchísimas gracias, Pilar. Un abrazo para los dos
ResponderEliminar