sábado, 4 de noviembre de 2023

“¿Me quieres más que a tu vida?”

El día que volví a casa y ya no estaba Valen –y vi sus cajones vacíos, sus armarios vacíos, las estanterías de sus libros vacías, los muebles del baño vacíos de sus productos y las paredes vacías de sus cuadros, y la casa no olía a nada, tampoco a ella--, me senté en el salón y lloré encima de todas mis heridas, que eran las de ella. Se había ido, y supe que era para siempre, porque hay gente que cuando apaga la luz no recuerda nunca dónde está el interruptor para encenderla de nuevo, quizá porque lo ha quemado. Tuve ante mí todos los sueños que íbamos a cumplir juntos y empecé a reunirlos en el suelo como si fuera un puzle, armando un futuro de mentira, tuve ante mí nuestra última conversación: “¿me quieres más que a tu vida?”, y su mirada alucinada, los ojos abiertos tratando de no llorar y finalmente llorando, y el estrépito de las cosas cayendo a nuestro alrededor, y oía el final de todo, una y otra vez, el único ruido que se escucharía para siempre en esa casa: el de una puerta cerrándose y unos pasos bajando las escaleras a toda prisa, no recuerdo si míos o de ella. Ni siquiera podía encontrar la belleza absoluta que solo aparece al fondo del terror, cuando ya todo da igual o lo que pase os va a pasar a los dos al mismo tiempo, y nunca más se quedará ninguno solo, es decir, sin el otro. Porque no fue así.

(Manuel Jabois. Mirafiori. Madrid, Alfaguara, 2023)

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