miércoles, 17 de junio de 2015

Como si fuese lo último

 
Para comprender adecuadamente el ejercicio que propone Séneca, hay que recordar las correspondencias establecidas tradicionalmente entre los diferentes ciclos del tiempo: los momentos del día desde el alba al crepúsculo se relacionan simbólicamente con las estaciones del frío --de la primavera al invierno--; y estas estaciones a su vez se relacionan con las etapas de la vida, de la infancia a la vejez. EI ejercicio de la muerte tal como es evocado en algunas cartas de Séneca consiste en vivir a lo largo de toda la vida como si ésta fuese tan corta como un solo día y en vivir cada día como si toda la vida estuviera contenida en él; cada mañana uno debe estar en la infancia de su vida, pero ha de vivir a lo largo de todo el día como si la tarde viniera a ser e! momento de la muerte. «En el momento de ir a dormir, dice en la carta duodécima, digamos, con alegría y con el rostro sonriente: he vivido.» Es ese mismo tipo de ejercicio en el que pensaba Marco Aurelio cuando escribía que «la perfección moral comporta que se pase cada día como si fuese el último». Quería incluso que cada acción se realizara «como si fuese la última».
 
(Michel Foucault. Estética, ética y hermenéutica. Obras esenciales. Volumen III. Introducción, traducción y edición de Ángel Gabilondo. Barcelona, Paidós, 1999)

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