martes, 9 de diciembre de 2025

Tao Te Ching

Anoche vi a través de una de las ventanas de mi casa a una chica sentada enfrente de mi coche fumando. Bajé corriendo y le propuse intercambiar un euro por uno de sus cigarrillos (hace casi cinco meses que dejé de fumar). Y me dije, céntrate: primero, nunca le ofrezcas dinero a una chica; segundo, no vuelvas a comprar tabaco. Una de las chicas que le acompañaban llevaba una sudadera de Nirvana, así que les hablé un poco de la banda: les dije que formaron parte de una ola que a su vez fue el detonante de la última revolución del rock and roll, y que muy pronto –más o menos cuando tenía su edad- me di cuenta de esa deriva, y de que seguramente estaba equivocado. Les hablé de todo eso no sólo por la sudadera, sino también porque otra de las chicas de la pandilla quiere ser baterista y formar parte de una banda, y ese tipo de cosas despierta en mí un enorme entusiasmo. De alguna manera fue como hablar conmigo mismo. Pero era muy tarde, y no me gusta dar el coñazo. Al final no entendimos muy bien lo del euro y el cigarrillo, así que le regalé un ejemplar del Tao Te Ching que llevaba en el bolsillo. No soy taoísta, la verdad. La verdad es que no soy nada de nada. Simplemente busco el balanceo pero nunca encuentro la balanza.

Deja de pensar y finalizarán tus problemas.

¿Qué diferencia hay entre sí y no?

¿Qué diferencia entre éxito y fracaso?

¿Debes valorar lo que otros valoran,

evitar lo que otros evitan?

¡Qué ridículo!

Los demás se agitan

Como si se hallaran ante un gran desfile.

Sólo yo me despreocupo,

sólo yo permanezco inexpresivo

como un niño antes de descubrir la risa.

Otros tienen lo que necesitan;

sólo yo no poseo nada.

Sólo yo vago sin rumbo

como alguien sin hogar.

Soy como un idiota, mi mente está vacía.

Otros brillan: sólo yo soy oscuro.

Otros son agudos,

sólo yo soy lerdo.

Otros tienen ideas claras,

sólo yo ignoro.

Voy a la deriva como una ola en el mar;

viajo sin propósitos como el viento.

Soy distinto de los demás.

Bebo de los pechos de la Gran Madre.

(Lao Tse. Tao Te Ching. Versión de Spephan Mitchell. Traducción de Jorge Viñes Roig. Madrid, Alianza Editorial, 2017)

jueves, 4 de diciembre de 2025

No quiero perder

No quiero perder la única hebra

del complejo brocado de esta felicidad.

Quiero recordarlo todo.

Por eso estoy aquí tendida, despierta y soñolienta

pero no lo suficiente como para rendirme.

Justo ahora, me alcanza un memento de hace años:

la primera luz de la mañana, el hábil y dulce

gesto de tu mano

llegando a mí.

(Mary Oliver. Felicity. Traducción de Nieves García Prados. Granada, Valparaíso Ediciones, 2016)

miércoles, 3 de diciembre de 2025

¿Desaparecimos ella, tú y yo?

NAILS by Noga Erez

A Laura, porque o corazón o nada.

Chet Diciembre Barcelona

Barcelona estaba espléndida en diciembre del 63. Después de París casi parecía una ciudad tropical. Cerré un trato para trabajar un mes en un club que estaba en un sótano, y que llevaba sólo un año ofreciendo música de jazz. En la planta de abajo bailaba Antonio Gades con acompañamiento de guitarra, castañuelas y palmas. El club incluía en el trato un pequeño apartamento. Conseguí contactar al poco tiempo con varios médicos que me recetaban Palfium. Durante el tiempo que duró mi contrato conocí a una familia muy bien relacionada, de gran peso en la ciudad; a través de ellos conocí a un médico que tenía una clínica propia y ultramoderna, con su quirófano y todo. Era un cirujano cuya destreza y facilidades bastaban para que fuesen a verle pacientes del mundo entero. Pronto logré que me facilitara recetas, y todo empezó de nuevo.

(Chet Baker. “Epílogo” a Como si tuviera alas. Las memorias perdidas. Traducción de Miguel Martínez-Lange. Barcelona, Mondadori, 1999)

[El club soterrado al que se refiere Chet Baker era el Jamboree Jazz, local mítico de Barcelona –un sótano sito en la Plaza Real-- inaugurado en el año 59, en donde además de Chet Baker, actuaron Ella Fitzgerald, Lionel Hampton, Art Farmer, Lee Konitz, Lou Bennett, Dexter Gordon, Elvis Jones o The Ornette Coleman Trio (con Billy Brooks a la batería; el genial free jazzy al saxo, alto y tenor, y, al piano, el maestro Tete Montoliu). 

Vid. Enrique Vila-Matas: “Querido Chet”, en Desde la ciudad nerviosa. Madrid, Alfaguara, 2000, y “Chet Baker piensa en su arte”, en el libro de título homónimo; James Gavin. Deep in a Dream. La larga noche de Chet Baker. Traducción de Juan Manuel Ibeas. Barcelona, Mondadori, 2004, y Let´s gets lost (1988), el filme documental de Bruce Weber. Está también el biopic Born to Be Blue de Robert Budreau y 2015, con Ethan Hawke como Chet Baker]

Se llamaba Charlaine y era la bomba.

CHET BAKER