A Lidia
Nunca seas feliz.
Es una moda que no pasa de moda.
Un filósofo nos enseñó a ser felices
en un libro dedicado a un hijo
que moriría en el campo de batalla.
Otro hijo, el de un carpintero,
nos enseñó que amar a los demás
era de la existencia el fundamento.
Los demás le condenaron a morir
amarrado a un áspero yugo de leños.
Nunca seas feliz.
Si vives, la felicidad es una bagatela.
Si joven, vive siempre desesperado.
Nunca seas feliz
si no es sobre un lecho de plumas
o sobre sucios colchones de plástico;
o dejando que tu cuerpo gravite
sobre la palma luminosa del verano.
Nunca seas feliz.
Sólo dame la mano.
(FN)
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