Paseo
por una ciudad
sin
orillas
miente la tarde
espejos
despedidas humos
que
denuncian retornos
me deja solo
el
paso de muchachas alejadas
no
pronuncian mi nombre no decretan
mi muerte
entonces
regreso
a
los artesonados pasillos del recuerdo
pieles
carnes repletas siluetas
en sus cueros
el
ruido de los párpados al cerrarse
y tal vez
tal
vez un grito literario puso nombre
al
instante en que fui feliz
a la sombra
siempre
a la sombra
de las muchachas sin flor.
(Manuel
Vázquez Montalbán. “Paseo por una ciudad”,
en A la sombra de las muchachas sin flor. (Poemas
del amor y del terror). Barcelona, Saturno, 1973)
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