A la mujer se la agrede por ser mujer, no por ser novia, esposa,
madre o ama de casa (…)
Debe visibilizarse el núcleo del problema y no ocultarlo. Y
ese núcleo no es otro que la estructura sociocultural androcéntrica que asigna
diferentes roles a hombres y mujeres, y sitúa a éstas en una posición de
subordinación respecto de aquellos. Así debemos denominar a este tipo de
violencia “agresión a la mujer” o “violencia
sobre la mujer” (…)
[lo que define al agresor] es su normalidad, hasta el punto
que su perfil podría quedar resumido de forma gráfica en los siguientes
elementos: hombre, varón de sexo masculino. (…)
[en un] sistema patriarcal no se puede concebir que se
realicen una serie de medidas para recuperar a la víctima y socializarla sin
hacer nada sobre el agresor ya que se consideraría como discriminatorio.
(Miguel Lorente Acosta. Mi
marido me pega lo normal. Barcelona, Planeta, 2009; páginas 47, 48, 148 y
164 respectivamente)
Si hubiera que dar alguna definición universal de
“mujer”, quizás podría decirse que es una x tal perteneciente a un conjunto
cuyas actividades, sean las que fueren resultan comparativamente desvalorizadas
de forma sistemática en relación a las que llevan a cabo los varones.
(Celia Amorós)
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