—Anda,
hijo —replicó don Quijote—, y no te turbes cuando te vieres ante la luz del sol
de hermosura que vas a buscar. ¡Dichoso tú sobre todos los escuderos del mundo!
Ten memoria, y no se te pase della cómo te recibe: si muda las colores el
tiempo que la estuvieres dando mi embajada; si se desasosiega y turba oyendo mi
nombre; si no cabe en la almohada, si acaso la hallas sentada en el estrado
rico de su autoridad; y si está en pie, mírala si se pone ahora sobre el uno,
ahora sobre el otro pie; si te repite la respuesta que te diere dos o tres
veces; si la muda de blanda en áspera, de aceda en amorosa; si levanta la mano
al cabello para componerle, aunque no esté desordenado... Finalmente,
hijo, mira todas sus acciones y movimientos, porque si tú me los relatares
como ellos fueron, sacaré yo lo que ella tiene escondido en lo secreto de su
corazón acerca de lo que al fecho de mis amores toca: que has de saber, Sancho,
si no lo sabes, que entre los amantes las acciones y movimientos exteriores que
muestran cuando de sus amores se trata son certísimos correos que traen las
nuevas de lo que allá en lo interior del alma pasa. Ve, amigo, y guíete otra
mejor ventura que la mía, y vuélvate otro mejor suceso del que yo quedo
temiendo y esperando en esta amarga soledad en que me dejas.
(Miguel de Cervantes. Capítulo X de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha. Imagen: Dulcinea del Lacio en El hombre de la Mancha, 1872, de Arthur Hiller)
Me hace recordar a mi amada Ximena Verbal..!
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